El ser humano puede renacer, pese a guerras, exilios y muertes, fundamentalismos religiosos o políticos: eso demuestra Mostargia, donde Maya Ombasic brinda el testimonio veraz, poético y conmovedor de una niña-adolescente-mujer y su padre, carismático protagonista cuyo mundo es otro tras el derrumbe de la Yugoslavia de Tito. Tras leer este libro; de amores y odios; del coraje de erigirse encontrando la razón entre tantas sinrazones en una existencia marcada por los límites, no seremos iguales. Agridulce como la realidad, el argumento nace en Mostar, cruza Europa hacia Canadá y llega a esta Cuba amada por Maya y su padre Nenad. Al volver ella a su tierra, evoca estas palabras del poeta turco Ferit Orhan Pamuk, que tan bien la retratan: «Cuando yo subí a ese puente y contemplé el paisaje, comprendí que era mejor, mucho más hermoso, ver las dos riberas al mismo tiempo. Entendí que lo mejor era ser un puente entre dos riberas. Dirigirse a las dos riberas sin pertenecer totalmente ni a una ni a otra develaba el más hermoso de los paisajes».